La historia de Joan Frederick
Receptora de córnea
Cuando eres un artista, tus ojos no solamente son la ventana a tu mundo; son la ventana para ayudar a otros a ver cosas creativas e inspiradoras en su propia vida. Pasé mi carrera como profesor de arte y artista en ejercicio y, en el camino, logré ayudar a preservar varios archivos muy importantes que narran la cultura y el arte de los nativos americanos.
Cuando a los 60 años comencé a tener problemas de la vista, visité a un oftalmólogo que me diagnosticó Distrofia de Fuchs, un deterioro de las córneas. Sentí que mi sustento estaba en juego; que lo que más amaba me estaba siendo arrebatado.
Debido a problemas con la diabetes, no era un buen candidato para un trasplante de córnea en ese momento. Afortunadamente, mi médico me explicó que la ciencia moderna siempre estaba progresando y que en el futuro sería elegible para una cirugía de restauración.
Cinco años después, llegué al punto en que no podía ver lo suficientemente bien como para conducir, leer o ver televisión. Mi visión era como mirar a través de papel encerado. Efectivamente, la medicina había avanzado y pude someterme a la cirugía para restaurar la vista que necesitaba.
Debido al regalo que me salvó la vida, siento que gané la lotería. No gané dinero, pero recuperé mi vida y pude cumplir las metas que me he propuesto estos 73 años. La donación cambia vidas de una manera ENORME. ¿Por qué algunos de nosotros no querríamos ayudar a salvar o mejorar la vida de otros si pudiéramos?
Joan es voluntaria en el Joan es voluntaria en el Banco de Ojos de San Antonio.