La historia de Dot Delarosa
Receptora de pulmón
Cuando tenía 40 años, me diagnosticaron fibrosis pulmonar idiopática (FPI), que es esencialmente una cicatrización del tejido pulmonar. ¡Me sentí devastada! Sentía como si hubiera recibido una sentencia de muerte. Me dijeron que lo único que podía salvarme era un trasplante de pulmón y sabía que había muchas más personas esperando por órganos disponibles. El reloj de arena del tiempo había comenzado y necesitaba un milagro.
Este fue un momento difícil, y encontré fortaleza en Dios, en el amor y en mi familia. Encontré la paz con el hecho de pensar que Dios tenía el control y que mi vida estaba en sus manos. Todavía no había terminado de vivir: quería tener una familia, hijos y viajar. Quería jugar al tenis, patinar, cantar y bailar sin la necesidad de recibir oxígeno.
Cuando llegó la llamada avisando que había unos pulmones disponibles para mí, ¡ya tenía lista mi maleta!! Fue un momento alegre y feliz, aunque mi madre estaba asustada y yo sabía que en algún lugar, había una familia que estaba sufriendo por una pérdida horrible.
Con mi trasplante, recibí el regalo del tiempo. ¡Puedo respirar de nuevo! ¡Puedo cantar en la iglesia otra vez! He creado recuerdos increíbles con mi familia y he tenido la suerte de ver crecer a mi sobrina. He viajado y estoy trabajando en escribir un libro. Fomento la donación de órganos, ojos y tejidos para que más personas puedan recibir el trasplante que necesitan.
Estoy eternamente agradecida por el regalo que me salvó la vida. Todos los días, con cada respiro, honro a mi donante de órganos.
Dot es voluntaria de Texas Organ Sharing Alliance.